mensaje

Hoy fue unos de esos días que no se quedan en tu mente por algo en especial. 
De esos días que te olvidas, días pesados, Días que acompañan sus tarde con calor y fatiga. Con caras adormiladas y silencio en las calles. 

Justo hoy recostada cara arriba sobre mi verde edredón, pensando y no pensando. Luchando contra mi  pereza de moverme apenas un poco hasta llegar al reproductor que bien podría haber terminado este áspero silencio. Te pensé. No fue algo planeado, no quise buscarte en mi recuerdo, sólo te pensé de a poco y deje que me abrazarás como la pesadumbre de un sueño mortecino. 

Mirando nada más inspirador que las líneas que había dejado la pintura del techo blanco me pregunte que estarías haciendo y decidí escribirte. Brevemente deje que mi emoción y la aparente desaparición de toda pesadumbre deslizaran mis dedos por el teclado, escribiendo un mensaje:

"Estuve pensando en ti (de hecho, ahora, si lo supieras), déjame saber de ti un poco, ¿o es que te has olvidado de los buenos amigos que nos hacemos falta (por su puesto tú más a mi)?
Quería preguntarte unas cosas sin importancia (¿acaso no sientes la ausencia, o el calor de la pesadumbre que ataca como fiera? -tal vez, demasiado normal-).
Sigo pensándote.  (mejor que no escriba eso de último).
Adiós.

Se ha enviado. Quizá debería hacer algo con las marcas del techo. 

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